Ronda no tendrá, por ahora, un nuevo puente del siglo XXI

Hace poco más de dos semanas saltaba la noticia. Un arquitecto rondeño ha estado preparando un anteproyecto para construir un nuevo puente en Ronda. Una pasarela peatonal suspendida que uniría ambos lados del Tajo entre el Parador de Ronda y la Plaza del Campillo.


Primero se fueron desvelando algunos detalles del proyecto y finalmente el pasado día 30 fue la presentación oficial por parte del arquitecto D. Adolfo Izquierdo, en la que ya se daban a conocer todas las características del puente ante los medios de comunicación y los ciudadanos que quisieron asistir.

Sería una obra monumental. Una pasarela de más de 280 metros de largo y 5 de ancho sostenida por cables que uniría el saliente rocoso que hay bajo los balcones del paseo del Parador con el mirador de El Campillo, al otro lado del Tajo. Para hacer posible esta gran estructura haría falta construir a cada lado una torre de 35 metros de altura que todavía no se ha concretado si sería de hormigón o de metal. Los suelos del puente sería de madera con posibilidad de algún tramo de cristal. Su anchura de cinco metros haría posible el paso de grandes grupos de personas y en caso necesario también de vehículos de emergencia. El coste total del proyecto estaría entre doce y quince millones de euros. Según el arquitecto, la obra se podría financiar de forma privada cobrando por pasar.


La primera reacción en redes sociales ha sido sencillamente espantosa. Ni un comentario a favor en las principales conversaciones y grandes críticas por la inconveniencia de semejante obra. A falta de imaginación se ve que somos un pueblo bastante desagradecido. Posteriormente algún partido político se ha mostrado decididamente en contra del proyecto y los otros poco más han dicho. La noticia ha alcanzado medios regionales pero ha pasado rápidamente al olvido. Hemos esperado varias semanas antes de escribir esta anotación en el Blog, y ya parece que poco más vamos a avanzar.

Desde nuestro punto de vista, puede que haya habido varias causas en el fracaso en la presentación de este anteproyecto. Una de ellas puede ser haberlo presentado como un nuevo monumento para modernizar a los otros que ya tenemos que se han quedado muy antiguos. Esto ha molestado. Nuestros actuales monumentos ya son suficientemente valiosos por si mismos y ello lo demuestra la gran cantidad de turismo que viene a Ronda cada día. Este nuevo puente se podía haber presentado como un "accesorio" o medio adicional para facilitar la vista o contemplación del Puente actual, al igual que ocurrirá con la pasarela que se pretende construir en el fondo del Tajo si alguna vez se llega a materializar. Están alrededor del Puente de Ronda y lo complementan, pero en ningún caso competirían con él como monumento.


Otro de los argumentos para presentar este nuevo puente ha sido el gran problema de tráfico que hay en el puente actual donde los peatones tienen que compartir el paso con los coches que no tienen un camino alternativo para ir a la zona sur de Ronda. Anteriormente el puente estuvo cerrado al tráfico rodado en las horas punta de más turismo y posteriormente por motivos políticos se ha dado total libertad para pasar en coche. Esperemos que no ocurra ningún accidente. Pero este futuro puente no es solución a tal problema. Los turistas no se conformarían con pasar por el nuevo puente. Con total seguridad querrán pasar por los dos. Ida y vuelta por los dos para verlo todo bien y hacer buenas fotos. Los peatones no son el problema. El problema siempre son los vehículos de uso privado, una de las mayores meteduras de pata de la humanidad del siglo XX que todavía no hemos podido solucionar.


Muchas veces nos hemos fijado en el saliente rocoso bajo el parador de Ronda y nos hemos preguntado por qué no habrán hecho allí una terraza con una escalerita para bajar y poderlo visitar y asomarse hasta el borde del tajo. Pero una cosa es hacer una terracita y otra cosa es poner allí una torre de 35 metros que es casi del doble de alta que el edificio del Parador. La entrada al puente en aquél punto posiblemente necesitaría ensanchar los paseos existentes que son muy estrechos y no están pensados para tal infraestructura. Y al otro lado en la plaza del Campillo hay más sitio para la otra torre, pero los peatones no encontrarían tampoco grandes avenidas, sino las callejuelas de La Ciudad.


Pero hay que tener cuidado con lo que se desea porque se puede convertir en realidad. Hace cinco años se nos ocurrió de dibujar otro puente hipotético que uniría Santo Domingo con los Jardines de Cuenca. A modo de humor sugerimos que se podría construir una pasarela con los suelos de cristal y sujeta por cables de grafeno. No somos arquitecto ni nada parecido, pero los dibujos quedaron bonitos. Y ahora en 2020 viene un arquitecto de verdad y presenta un proyecto todavía más futurista que el nuestro. Aunque es igual de irrealizable, la idea nos encanta.

Sin ánimo de despreciar el gran trabajo de investigación y documentación que ha hecho el arquitecto antes de presentar el proyecto de su nuevo Puente del siglo XXI, nos atrevemos a sugerir varios cambios a modo de crítica constructiva y como juego de imaginación.
  • Para no competir ni eclipsar al puente actual se nos ocurre que el nuevo puente estuviera en una cota un poco más baja. Esto se podría hacer modificando su punto de salida en la ladera de El Campillo o dándole una forma que no fuera totalmente horizontal, sino más bajo por el centro. Las vistas serían más llamativas al tener que mirar hacia arriba para ver las casas colgantes, y el valle seguiría siendo suficientemente profundo.


  • Como ya hemos dicho, no nos convence el punto de inicio del puente junto al Parador. Es un sitio estrecho, demasiado visible en el Tajo y la torre oculta al edificio existente. Una alternativa sería iniciar el puente desde el extremo del paseo de Blas Infante donde está el mirador con el palacete o marquesina de hierro. Pero aquel lugar ya es muy especial de por si y construir allí un puente también sería muy mala idea. Así que un buen sitio puede ser el rincón que hay en los jardines junto al monumento a Yokohama - Japón, lo más al fondo posible. Tendría un buen acceso y la mayor profundidad del lugar junto con los árboles harían posible disimular la torre de 35 metros. El recorrido junto al macizo rocoso del Parador que quedaría más alto también sería llamativo de ver desde el nuevo puente. Por contra entendemos que la longitud aumentaría a más de 300 metros y que cada metro más multiplica los costes y la dificultad de la construcción.


  • Otra cosa que nos ha llamado la atención es la gran anchura del nuevo puente. Cinco metros es casi como una avenida de dos carriles. Igual preferiríamos una pasarela mucho más estrecha para disminuir el impacto visual que es el gran inconveniente. Si no caben los coches de emergencia llevamos a los enfermos en una camilla rodando. Pero posiblemente esta gran anchura sea para darle estabilidad a la estructura y que no se tambalee con el viento.

En todo caso nos tomamos este proyecto como una idea futurista que ahora parece que no se va a hacer realidad. Pero que alguna vez cuando Ronda ya tenga su autovía y su universidad y muchas cosas que ahora echamos en falta, igual hay quien sabe apreciar ideas como estas y se puede plantear hacerlo realidad. Y mientras tanto podemos probar con un puente tibetano de quita y pon, para irnos haciendo a la idea.


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